Las fachadas son la cara de nuestras viviendas, lo que hace que nuestro edificio se distinga entre los demás. Además de la pura función estética, la decoración de fachadas contribuye al confort térmico de nuestro hogar u oficina.
La fachada es un objeto de especial cuidado en el diseño arquitectónico, pues al ser la única parte del edificio percibida desde el exterior, muchas veces es prácticamente el único recurso disponible para expresar o caracterizar la construcción. Según nos comentan desde la empresa de construcción y andamios Grupomaq, podemos distinguir los siguientes tipos de fachadas.
Tipos de fachadas
Fachadas ligeras
Una fachada ligera es como una segunda piel del edificio. Tal y como podemos intuir por su nombre, son ligeras y no contribuyen a la estabilidad de la estructura.
Como punto negativo de este tipo de fachadas podemos decir que son malas aislantes del ruido, por lo que no es recomendable incluirlas en edificios que requieran ambientes silenciosos, como por ejemplo, el uso residencial. Otro gran punto negativo de las fachadas ligeras es que funcionan mal como aislantes térmicos, exigiendo generalmente un gasto extra en calefacción o aire acondicionado.
El punto fuerte de este tipo de fachadas es su reducido peso, su gran capacidad para permitir la entrada de luz y su rapidez de montaje. Por estos motivos las fachadas ligeras son idóneas para rascacielos y una gran variedad de espacios públicos.
Las tendencias decorativas en decoración de fachadas ligeras permiten hacer fachadas ligeras llenas de color y de formas.
Fachada pesada
Las fachadas pesadas son las «fachadas tradicionales». Son las más comunes, pero no por ello estéticamente son las más simples. Pueden ser de ladrillo visto, enfoscados, aplacados, de piedra, de madera, etc.
Fachadas prefabricadas
Las fachadas prefabricadas son fachadas compuestas por módulos hechos en una fábrica, ensamblándose unos a otros en obra. Según sea su nivel de prefabricación, incluso pueden montarse paredes de fachada con las ventanas o la puerta ya instaladas.
El material más utilizado en prefabricación es el hormigón, aunque también está extendido el uso de madera y otros materiales más modernos, como el GRC.
Los sistemas de unión entre los distintos módulos ya vienen incorporadas en las propias piezas, de modo que suelen ser construcciones de junta seca.
Uno de los puntos más fuertes de este tipo de construcción es un mayor control de calidad, al fabricarse las piezas en taller. Además, es un proceso de montaje muy rápido y que no demanda mucha mano de obra. Por este motivo, en países industrializados, donde la mano de obra es comparativamente más cara que los materiales, está ganando popularidad.
Las fachadas prefabricadas nos permiten realizar diseños especiales en decoración de fachadas como los que podemos ver a continuación.
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